viernes, 24 de noviembre de 2006

LOS GALLINAZOS SIN PLUMAS(MÁS ALLÁ DE LA CIUDAD)




Por Paolo Astorga





Es más que una simple regla para cualquier escritor urbanista, quedar asombrado con la majestuosa obra literaria de Julio Ramón Ribeyro en su carrera de Narrador. Él llegó a escribir muy buenas novelas, pero su poder artístico radica en ese deseo de hacer nuestras experiencias breves un estilo de vida, es allí que es más conocida su producción cuentística que deja de lado cualquier falta de sensibilidad y más bien recrea un mundo a partir de una realidad —y un tiempo— que aún late: La ciudad.
Los primeros cuentos de Ribeyro “Los Gallinazos sin Plumas” publicados en 1955, nos demuestra claramente a unos personajes totalmente marginados por la sociedad. Nos demuestra la no integración de los individuos y aún más el dolor y la miseria de haber nacido en una ciudad donde lo único que importa es cuidar las apariencias económicas.
Pero la verdadera amplitud de este libro se centra en la explotación del ser humano, desde este esbozo primario, empiezan a nacer otros temas mayores como la marginación, la miseria y también la hipocresía social que avienta a los que viven en la miseria a ser parte injusta de un tipo de esclavitud urbana.
Ribeyro nos describe la vida diaria de estos personajes relegados, como es el caso del cuento que le ciñe el título al libro: “Los Gallinazos sin Plumas”, la inocencia y la miseria forman parte del enemigo más grande de todo ser humano libre: La explotación.
En este cuento se puede observar que los personajes principales: Los hermanos Enrique y Efraín, dos niños, son obligados por Don Santos su abuelo para que traigan desperdicios del basurero para alimentar a su cerdo llamado Pascual.
En los demás cuentos el deseo por salir de la miseria se vuelve una frustración, pero esa frustración se hace más grande aún cuando se cae en una pronta miseria, como se puede observar en el cuento “Junta de Acreedores”. Aquí se observa de una manera magistral la frustración de Roberto por no tener dinero para pagar a sus acreedores. Pero el cuento no sólo gira a través de ese tema, hay un gran conflicto familiar entre Roberto, su esposa y su hijo. Esto genera en Roberto una mayor frustración, una gran sensación de derrota total y que deja por los suelos la superación.
Julio Ramón Ribeyro, pues, nos demuestra fehacientemente que no sólo es un narrador urbano, sino que se desprende de la ciudad, de las avenidas y los cuartos de hotel, de los grandes cúmulos de basura y las casonas de quincha y adobe, para desnudar con un deslumbrante estilo la verdadera sicología de sus personajes, y esa contradicción social que aún en este tiempo donde la igualdad es un derecho indiscutible, existe, y no tan alejado de nosotros, sino miremos nuestras esquinas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me gusta lo que has escrito ahi, se entiende bine lo k kieres expresar, y me ha servido de mucho , tengo que presentra una trabajo sobre Ribeyro y ahora tengo otro punto de vista.