jueves, 29 de mayo de 2008

Obras de Mario Vargas Llosa publicadas en Alfaguara




La ciudad y los perros
La ciudad y los perros se desarrolla en un colegio militar, el Leoncio Prado de Lima, en el que las condiciones de vida son tremendamente duras. Vargas Llosa fija su mirada desolada en la fuerte jerarquía piramidal que impera en el colegio, espejo de la sociedad limeña, donde la humillación, la traición, la violencia, la explotación y la degradación humanas son la garantía para que cada estrato de la pirámide conserve sus privilegios. El escritor, aferrado en ese momento a las tesis sartrianas del compromiso del intelectual realiza un retrato social y político, una descripción de las condiciones de vida en el Perú que ponen de manifiesto la corrupción y la brutalidad de su sociedad.

Los cuadernos de Don Rigoberto
Rigoberto, un maduro empleado de una compañía de seguros, combate su banal existencia con una rica imaginación que va plasmando en cuadernos. Todos sus deseos ocultos van quedando reflejados en estas anotaciones que lo distancian cada vez más de su vulgar existencia, un refinado compendio de la imaginación erótica. Pero la particularidad de estas fantasías es que parten siempre de pinturas, obras literarias y piezas musicales constituyendo un verdadero y exquisito índice de la pintura y la literatura eróticas de todos los tiempos.
Como contrapunto al florido universo de don Rigoberto, está el inquietante y perturbador ambiente que se forja alrededor de su pequeño hijo, Fonchito. Obsesionado con la vida y la obra del pintor austríaco Egon Schiele, el muchacho se sueña como la encarnación del pintor maldito y su misterioso mundo de niñas perversas y autorretratos angustiosos. Entre ellos, la madrastra. Una mujer que es para ambos la figura principal de ese doble mundo de deseos y realidades. Una mujer a la medida de sus más exigentes fantasías.

Los cuadernos de don Rigoberto es, sin lugar a dudas, la obra definitiva de Mario Vargas Llosa sobre el erotismo. En ella se despliegan ante el lector las claves que nuestra memoria cultural ha dado, a través del arte, sobre los misterios del placer sensual.


Narrativa breve
Narrativa breve reúne los relatos más significativos de Mario Vargas Llosa. Los jefes, el primero publicado por el autor (1959), y con el que obtuvo su primer reconocimiento literario, el Premio Leopoldo Alas. Cuando escribió Los cachorros, el escritor peruano era ya dueño de todas sus facultades narrativas, razón por la que el mundo al que da vida es un muestrario de la diversidad de las pasiones personales y colectivas. ¿Quién mató a Palomino Molero? es un retrato de la impotencia de un individuo ante la corrupción de la sociedad. El hablador es una muestra de la habilidad narrativa de Vargas Llosa: dos relatos alternados confluyen en una demostración de la existencia de un inconsciente colectivo que hace a los individuos experimentar momentos de ficción que reafirman el significado de la existencia. Elogio de la madrastra es la primera incursión de Mario Vargas Llosa en la literatura erótica. En este magnífico relato la perversidad y la sensualidad, la culpa y el deseo se entreveran hasta dar forma a una de las piezas más logradas de este género, hasta que aparezca su máximo hallazgo: Los cuadernos de don Rigoberto (Alfaguara, 1997).

Conversación en la Catedral
La novela recrea la opresión de la sociedad peruana bajo la dictadura de Odría a través de diversos ambientes estudiantiles. En la obra se ponen al descubierto, dentro de un complejo entramado de vidas privadas, los mecanismos mentales y morales de los que gobiernan, las costumbres que genera el poder, y las distintas retóricas de las personas que lo ejercen, secundan o envidian. Cuatro libros estilísticamente diferenciados, por los que discurre lánguidamente la conversación entre Santiago y Ambrosio que da título a la novela.

Obra Crítica MVLL
Desafíos a la libertad



La Casa Verde
La Casa Verde es sin duda una de las más representativas y apasionantes novelas de Mario Vargas Llosa. El relato se desarrolla en tiempos distintos, con enfoques diversos de la realidad, a través del recuerdo o la imaginación, y ensamblados con técnicas narrativas complejas que se liberan a través de una desenvoltura narrativa ágil y precisa.

Pantaleón y las Visitadoras
Pantaleón Pantoja, un capitán del ejército recientemente ascendido, recibe la misión de suministrar un servicio de prostitución a las fuerzas armadas del Perú (dentro, claro está, del más absoluto secreto militar). Estricto cumplidor del deber, Pantaleón se traslada a Iquitos, en plena selva, para cumplir su objetivo, pero se entrega con una obcecación tan absoluta, que termina por poner en peligro el engranaje que él mismo había desencadenado. Así arranca la novela de Mario Vargas Llosa Pantaleón y las visitadoras, publicada en 1973 y llevada más tarde al cine.



Mario Vargas Llosa utiliza esta anécdota para subrayar la hipocresía de las instituciones que se llaman ejemplares frente al oficio más viejo del mundo. El eterno debate entre verdad y mentira, necesidad y virtud, las perniciosas consecuencias que depara la observancia rigurosa del deber, valores fundamentales de esta extraordinaria novela.

Concebida y ensamblada con pericia de maestro, Pantaleón y las visitadoras supone un giro en la obra narrativa de Mario Vargas Llosa: el realismo social presente en sus primeras obras da paso a una precisa dosificación del sentido del humor, la sátira y la ironía, que enriquecerán significativamente el desarrollo de su peculiar universo literario.


La Tía Julia y el Escribidor
Ya en el título se recoge la doble historia en que se vertebra su argumento: por un lado, la relación amorosa del joven escritor Varguitas con una mujer de su familia mayor que él, la tía Julia; y por otro, la desaforada presencia del folletinista Pedro Camacho en la misma emisora de radio donde Varguitas trabaja.
La noble pasión amorosa entre la tía Julia y el aprendiz de novelista, que la sociedad limeña de los años cincuenta trata por todos los medios de impedir, se combina incesantemente con las narraciones truculentas del folletinista de las ondas. El contrapunto de una encendida pasión con aires shakesperianos y su correlato melodramático y la inesperada confluencia del devoto de la alta literatura y el escribidor rastrero son algunas claves de esta narración mayor de Mario Vargas Llosa.

La tía Julia y el escribidor reúne el interés de los relatos de aventuras, donde la atención del lector queda sujeta a un final feliz continuamente postergado, y el más desternillante y grotesco pasatiempo, gracias sin duda a las divertidas aportaciones del escribidor Camacho, uno de los grandes personajes del novelista peruano.


[Alfaguara Global (http://www.alfaguara.com/)]

Ribeyro o el desdiario de un hombre cansado


Bruno Hernández Piché


Las formas de la indiferencia son múltiples, abrumadoramente ilimitadas. Con dificultad podría decirse de quien mantiene un diario que es un apático consumado, un olvidado de sí, no se diga de su realidad circundante; el diarista, para ser tal, no puede prescindir de la materia misma con que registra las fatigas del calendario: él y lo demás. Aun así, es posible estar al día y ser indiferente y anodino. Por ejemplo Kafka en la entrada del 2 de agosto de su Diario, año 1914: “Alemania declaró la guerra a Rusia. Por la tarde, en la Escuela de Natación”. Otro gran insatisfecho, Julio Ramón Ribeyro, comparte con el autor de La metamorfosis el hastío del solitario que se aburre los domingos, el personaje cansado que busca con desesperación salir de sí mismo y lo único que logra es caer con las palmas de las manos en el fango del mundo.
Pero en su diario personal, la indiferencia del escritor peruano al que le horroriza la monótona vida de todos los días, se vuelve a veces en su contra prodigándolo con el favor de la visión –a veces profética– en el teatro de los acontecimientos; como en París, durante el año axial de 1968: “La caída de De Gaulle: Gulliver vencido por los enanos. Los franceses no soportan la grandeza, la desmesura. Prefieren una confortable mediocridad. [...] Por no haber tolerado a un Quijote se condenaron a ser gobernados por una cohorte de Sanchos”. Llama la atención que alguien asediado por la pobredumbre de una existencia tan inmóvil como incógnita, pueda al mismo tiempo reconocer en la imagen de un estadista el pulso de la época (o elucubrar en un minucioso texto de criminología, “Al pie de la letra”, el perfil psicológico del antropófago más célebre del momento: Akito Kamura). Cioran es otro miembro distinguido de esa cofradía de ensimismados capaces de concentrar su lucidez pesimista y descreída en un aforismo, o de prolongar amistades en rigurosos ejercicios de admiración.
Los diarios propician la frase sentenciosa, buscan lo imposible: el sentido de un acto vano, el sitio que ocupará un hecho absolutamente mediocre en la complicada historia personal. El antídoto contra el virus de la solemnidad: la ironía llevada hasta la burla y la autoparodia. No es extraño que José Miguel Oviedo, en su prólogo a las Prosas apátridas, refiera el escepticismo de Ribeyro, su humor generoso que no le reprocha a la vida su avaricia para con los destinos ensañadamente malogrados: incontables fragmentos de ese pequeño y luminoso libro provienen de La tentación del fracaso, su diario personal de 1960 a 1974. Ribeyro, el auténtico marginal y segregado del boom por decisión estética propia, hubiera podido escribir una página del diario de Jules Renard fechada en mayo de 1894:

Mi literatura no es sino la continua corrección de lo que me sucede en la vida. Como alguien que febrilmente busca en un libro qué hacer para reanimar al ahogado que yace en la orilla. ~


Alejandro Romualdo, in memóriam


Por Enrique Planas


Una poesía simple, construida con palabras cotidianas, despojada de florituras. La intención del poeta Alejandro Romualdo era clara: democratizar la palabra poética. Quizás algunos pocos poemas rozaron por ello el panfleto, pero la calidad de la enorme obra del fallecido escritor lo convierte, sin duda, en uno de los más importantes del país.

La noche del martes, efectivos del serenazgo de San Isidro encontraron el cuerpo del poeta, quien, preso de la paranoia, no salía de su casa. "Romualdo fue siempre muy huraño y tímido. En los últimos años sentía que había sido abandonado, y por eso se recluyó. Sus últimos años estuvieron marcados por la tragedia", comenta su amigo el poeta Arturo Corcuera, quien reconoce que las muertes, el año pasado, de su esposa Teresa Pereda y de su hijo menor Rodrigo profundizaron su depresión.

Corcuera lamenta también que en los últimos tiempos los jóvenes hayan olvidado y dejado de leer al poeta. "Alejandro era un genio de los ingenios. Fue también actor, humorista, dibujante, prosista sin par y polemista de polendas", recuerda.

Romualdo se ganó una injusta fama de poeta hosco y duro en tiempos en que la producción poética peruana parecía dividirse entre la 'poesía pura' y la 'poesía social'. Corcuera recuerda que muchos satanizaron al autor de "La torre de los alucinados" después de publicar su antología de versos más políticos, "Edición extraordinaria" (1958), y cita, por ejemplo, los ataques del crítico literario Carlos Oviedo, quien llegó a decir: "Romualdo ocupará seguramente un lugar en un partido político, pero no en la literatura".

Asimismo, Corcuera recuerda los mejores años de Romualdo, cuando destacaba por su simpatía, sus ocurrencias y su enorme cultura. "Yo aprendí mucho de él, tanto en sus conversaciones como en la lectura de su poesía". Sin embargo, al final de su vida, ya ni siquiera veía a los amigos. Retirado en su domicilio, el poeta rehusó incluso participar de ningún reconocimiento. Durante el gobierno del presidente Alejandro Toledo, por gestiones del artista Víctor Delfín se propuso que le entregaran una pensión de gracia, pero Romualdo no la aceptó alegando que solo se la daban a él y que otros escritores también la merecían. "Dijo también que no la aceptaba porque fue el virrey Toledo el que tomó prisionero a Túpac Amaru... Así de ocurrente era Alejandro", explica Corcuera.

INVESTIGACIÓN POLICIAL
En la mañana de ayer, los periodistas hacían guardia frente a la casa del poeta ubicada en la primera cuadra de la calle Ernesto Plasencia, en San Isidro, esperando recabar testimonios de familiares o de la policía que investigaba las causas de la muerte del poeta de 82 años. La noche anterior, una vecina alertó al cuerpo de serenazgo del distrito de que la puerta de la casa del escritor se encontraba entreabierta. Al ingresar al domicilio, lo encontraron en su habitación, tendido boca arriba sobre el piso, vestido con ropa de abrigo. En un primer momento se pensó en un asesinato, pero las investigaciones preliminares de la policía señalaron que la muerte se habría producido a causa de una afección cardíaca. Su cuerpo presentaba un hematoma a la altura de la ceja derecha y una herida en la nuca originada, presumiblemente, al caer al piso.

El cadáver no presentaba huellas de estrangulamiento ni lesiones. Los familiares confirmaron que ningún objeto había sido sustraído de la vivienda.

Luego de su ingreso en la morgue, el cuerpo del poeta fue llevado a la Casona de San Marcos, en el Parque Universitario, donde se realizó el velatorio desde a las 4:30 de la tarde. El servicio fúnebre fue autorizado por Laura Valle, hija del poeta, quien radica en Brasil y llegaría hoy por la mañana a Lima, así como por su sobrina Gabriela Cabada. La UNMSM correrá con los gastos del velatorio y del entierro, que se realizará hoy en un camposanto aún por definir.

PERFIL
NOMBRE Alejandro Romualdo Valle Palomino
EDAD 82 años
TRAYECTORIA Poeta, periodista y dibujante, Romualdo estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (1946) y más tarde en la de Madrid (1951). Colaborador en diarios y revistas limeñas, usó el seudónimo de 'Xanno', principalmente en sus caricaturas políticas. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 1949.


tomado del Diario el Comercio
OBRAS "La torre de los alucinados" (1949), "Cámara lenta" (1950), "El cuerpo que tú iluminas", "Mar de fondo", "España elemental" y "Poesía concreta" (1951), "Edición extraordinaria" (1958), "Desde abajo" (1961), "Como Dios manda" (1967), "El movimiento y el sueño" (1971), "Cuarto mundo" (1972), "En la extensión de la palabra" (1974), "Poemas" (1975), "Mapa del paraíso" (Antología, 1998).

Revista Literaria Remolinos Número 32


Saludos, estimados lectores de la Revista digital de creación literaria Remolinos. Le informamos que acabamos de editar el número 32 de nuestra revista correspondiente al mes de Junio - Julio 2008, la cual contiene la más selecta expresión literaria y cultural de autores de diferentes partes del mundo:


Editorial:

La poesía como acto de traslación
Por: Paolo Astorga



Poesía:


George Reyes
Graciela Bucci
Rafaela Pinto
Manuel Cuautle
Rocío Soria R.
Amelia Arellano
Carmen Elena Pérez
German Baaez Basteri
Renato Cruz Rodríguez
Johanna Marcela Rozo Enciso
Gustavo Solórzano Alfaro
Rosa Monzón Delgado
Norberto Pannone
Luis Amézaga
Malvina Bouffanais
Gabriel Carvallo
Eva Ruiz
Francisco Jesús Muñoz Soler
Rodolfo Delgado Baumgarten
Jairo J. Rojas R.
Ana María Caliyuri
Carlos Ernesto Sánchez
Álvaro Guerrero Gabella
Julio Campos Ávila
Rubens Jardim
Raúl Allain
Yamilka Noa
Raúl Jurado Párraga


Narrativa:

Carlos Almira Picazo
María Cacho Gallego
Rolando Revagliatti
Odilón Moreno Rangel
María Celeste Vargas Martínez
C. A. Campos
Gloria Losada
Ana María Manceda
Jorge Duran
Luis Perozo Cervantes
Pablo Hernández
Paula Goberna
Daniel Alarcón Osorio
Ana Isabel Espinosa


Entrevistas:

Mariana G. Nastri de Carreira
Nicolas Folch Maass
Mercedes Sáenz

Crítica Literaria:

¿EL ARTISTA TIENE QUE MORIR PARA PODER VIVIR?
Por: Antolin Guzmán Valenzuela

El secreto del haiku
Por: Mónica Maud de Sánchez

ELOGIO DEL SONETO
Por: Leopoldo de Quevedo y Monroy

UN INCANSABLE VIAJERO
(A propósito del libro de Eugenio D'Ors: Lo barroco)
Por: Rafael Fauquié

LOS POETAS DEL DESGARRAMIENTO
Por: Juan Cristóbal


Artículos:


LA LABOR LITERARIA
Por: Jorge Carrasco

La cotidianización de la catástrofe
Por: Gabriel Cocimano

LECTOR DE PALABRAS
QUE NO SE DAN
Por: Lidia Corcione Crescini

LA CORDURA DE ITALO SVEVO EN "SENILIDAD"
Por: María Aixa Sanz



*Reseñas:


Un orden diferente
Graciela Bucci

Te suicida
Carolina Patiño

Los desmoronamientos sinfónicos
Miguel Ildefonso

Folletín de poesía
Erwin Peláez

*Nota: Esta sección es para mostrar las reseñas de los libros han llegado a nuestra redacción. Si desea enviarnos su libro, ya sea poesía, narrativa, ensayo, o revistas, puede enviar un ejemplar de la obra a la dirección postal siguiente:

Sr. Paolo Astorga
Av. Malecón Checa 557
San Juan de Lurigancho
Lima 036, Lima-Perú


Agradecemos desde ya su gran contribución para con este espacio.



Lo invitamos a disfrutar de esta nueva edición que ha sido creada exclusivamente para todos ustedes.

Agradeceríamos eternamente que distribuya esta información a todos los que desee conveniente.

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Saludos y Éxitos,

Paolo Astorga
Editor de La revista digital de creación literaria Remolinos.Descarga gratis el libro de poemas Anatomía de un vacío, escrito por Paolo Astorga, sólo has cliq aquí