domingo, 11 de febrero de 2007

BARBIE Y EL PARADIGMA DE LA MUJER DE GOMA




Por Paolo Astorga


“Yo quiero la muñeca que ella está usando”

Hablar de la niñez es hablar de una etapa donde la mente recibe intensas impresiones de distintos niveles psicológicos. Entre los que destacan dentro de este rubro, son las emociones y el deseo por aprender modelos preestablecidos socialmente, para lograr “adaptarse” a dicho entorno de una manera aceptada y a la vez convencionalmente “normal”.

Pero sabemos que esta etapa es también una de las más frágiles en el proceso evolutivo de la personalidad y la toma o aprehensión de modelos a seguir, es decir paradigmas instalados como fines o ideales que muchas veces, son regidos por un colectivo influenciado por entes alienados y de pensamientos industriales de orden meramente económico, caso de la llamada moda Barbie, o en términos más específicos la utilización de un juguete con personalidad inventada y altamente variable (según el contexto), para que a través de sus casi infinitos atractivos individuales (accesorios, formas, capacidades motrices o vocálicas del juguete, etc.), hasta aquellas que impone una sociedad de consumo (es decir, que si no la compras, no eres popular),logre en la mente altamente imaginativa de los niños, una respuesta inmediata, un empecinamiento por obtener aquello que los hará diferentes, que les dará cierto estatus dentro de su entorno amical.

La aceptación de este consumo trae sus consecuencias y más aún cuando la personalidad y la facultad de elegir quedan fuertemente influenciadas por los medios de comunicación que saturan al niño a comparar (o a exigir) a sus padres a que le compren dicha muñeca argumentando que su amiga tal, ya tiene una.

Claro que hasta cierto punto esto parece algo aún muy cotidiano y hasta inofensivo en estos tiempos: ¿Qué le puede hacer una muñeca de goma a mi hija?.



“Compre ahora, compre ya”

Barbie, es en sí un paradigma. La muñeca ha pasado a tener incontables personalidades desde una profesión (doctora, enfermera, secretaria, abogada, veterinaria, etc.) hasta llegar a ser un modelo a seguir dentro de la etapa de la niñez, muchas veces alejando a los niños de muchos valores y virtudes sociales. Caso mero es el de la amistad, el amor, el autoestima, siendo este último el más afectado por esta industria.

Esto se da a raíz de las denominadas “modas”, que son una total invención del sistema económico actual para hacer que el colectivo tenga un pensamiento único e invariable sobre un objeto mercantil determinado, en este caso, la clásica Barbie.

¿En realidad uno es el que elige? Las muñecas Barbie son una industria, no olvidemos esto. Ya que es una industria, lo que el vendedor quiere del publico es principalmente que compren su producto y no tanto la de inculcar valores o crear en el niño una toma de consciencia de lo que es tomar decisiones, crear una personalidad auténtica.



“Quisiera ser como una Barbie”

Ahora bien, no hay nada de malo en jugar con estás muñecas. Al fin y al cabo no dejan de ser en el fondo, simples objetos de goma con forma de mujer que tienen en el trasero una frase que dice “Made in USA”. La cuestión está más allá del producto.

La sociedad muchas veces impulsa a las niñas a jugar con muñecas, cosa que en cierta manera es muy buena, pero cuando este uso es incentivado por imposiciones, es decir: “Si no eres fashion, si no vistes bien, si no hablas como una señorita refinada y decente como Barbie, entonces, nunca serás alguien popular”, esta imposición,se convierte en uno de los primeros males que causa la alienación en los niños. No sólo a través de Barbie, la cual reúne toda la modernidad y el estilo actualizado de una sociedad de consumo desarraigada, casi fagocitaria, la cual esconde sus vacíos existenciales en objetos que supuestamente tienen un valor, muchas veces mayor que el valor humano, que el amor a uno mismo, que la capacidad del ser para no tener que necesitar ningún “accesorio de moda”, para ser quien es, sino también de otros productos que destruyen lentamente la integridad humana: los prejuicios, la segregación, los vicios.

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