
INSTINTO
Aquí no queda nada,
no hay más que plumas de un cisne hambriento de belleza
no hay más que palabras
estrelladas contra la pared.
Pero aún así, hay siempre una marca,
una pequeña mancha que arde en la piel,
siempre
el inútil secreto
para no dejar de lanzar piedras al río.
Aquí no queda nada,
no hay más que plumas de un cisne hambriento de belleza
no hay más que palabras
estrelladas contra la pared.
Pero aún así, hay siempre una marca,
una pequeña mancha que arde en la piel,
siempre
el inútil secreto
para no dejar de lanzar piedras al río.
1 comentario:
Lamento comunicar que la piedra queda en el corazón... por mucho que uno intente tirarla al río.
Me encantó el poema
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