jueves, 29 de mayo de 2008

Alejandro Romualdo, in memóriam


Por Enrique Planas


Una poesía simple, construida con palabras cotidianas, despojada de florituras. La intención del poeta Alejandro Romualdo era clara: democratizar la palabra poética. Quizás algunos pocos poemas rozaron por ello el panfleto, pero la calidad de la enorme obra del fallecido escritor lo convierte, sin duda, en uno de los más importantes del país.

La noche del martes, efectivos del serenazgo de San Isidro encontraron el cuerpo del poeta, quien, preso de la paranoia, no salía de su casa. "Romualdo fue siempre muy huraño y tímido. En los últimos años sentía que había sido abandonado, y por eso se recluyó. Sus últimos años estuvieron marcados por la tragedia", comenta su amigo el poeta Arturo Corcuera, quien reconoce que las muertes, el año pasado, de su esposa Teresa Pereda y de su hijo menor Rodrigo profundizaron su depresión.

Corcuera lamenta también que en los últimos tiempos los jóvenes hayan olvidado y dejado de leer al poeta. "Alejandro era un genio de los ingenios. Fue también actor, humorista, dibujante, prosista sin par y polemista de polendas", recuerda.

Romualdo se ganó una injusta fama de poeta hosco y duro en tiempos en que la producción poética peruana parecía dividirse entre la 'poesía pura' y la 'poesía social'. Corcuera recuerda que muchos satanizaron al autor de "La torre de los alucinados" después de publicar su antología de versos más políticos, "Edición extraordinaria" (1958), y cita, por ejemplo, los ataques del crítico literario Carlos Oviedo, quien llegó a decir: "Romualdo ocupará seguramente un lugar en un partido político, pero no en la literatura".

Asimismo, Corcuera recuerda los mejores años de Romualdo, cuando destacaba por su simpatía, sus ocurrencias y su enorme cultura. "Yo aprendí mucho de él, tanto en sus conversaciones como en la lectura de su poesía". Sin embargo, al final de su vida, ya ni siquiera veía a los amigos. Retirado en su domicilio, el poeta rehusó incluso participar de ningún reconocimiento. Durante el gobierno del presidente Alejandro Toledo, por gestiones del artista Víctor Delfín se propuso que le entregaran una pensión de gracia, pero Romualdo no la aceptó alegando que solo se la daban a él y que otros escritores también la merecían. "Dijo también que no la aceptaba porque fue el virrey Toledo el que tomó prisionero a Túpac Amaru... Así de ocurrente era Alejandro", explica Corcuera.

INVESTIGACIÓN POLICIAL
En la mañana de ayer, los periodistas hacían guardia frente a la casa del poeta ubicada en la primera cuadra de la calle Ernesto Plasencia, en San Isidro, esperando recabar testimonios de familiares o de la policía que investigaba las causas de la muerte del poeta de 82 años. La noche anterior, una vecina alertó al cuerpo de serenazgo del distrito de que la puerta de la casa del escritor se encontraba entreabierta. Al ingresar al domicilio, lo encontraron en su habitación, tendido boca arriba sobre el piso, vestido con ropa de abrigo. En un primer momento se pensó en un asesinato, pero las investigaciones preliminares de la policía señalaron que la muerte se habría producido a causa de una afección cardíaca. Su cuerpo presentaba un hematoma a la altura de la ceja derecha y una herida en la nuca originada, presumiblemente, al caer al piso.

El cadáver no presentaba huellas de estrangulamiento ni lesiones. Los familiares confirmaron que ningún objeto había sido sustraído de la vivienda.

Luego de su ingreso en la morgue, el cuerpo del poeta fue llevado a la Casona de San Marcos, en el Parque Universitario, donde se realizó el velatorio desde a las 4:30 de la tarde. El servicio fúnebre fue autorizado por Laura Valle, hija del poeta, quien radica en Brasil y llegaría hoy por la mañana a Lima, así como por su sobrina Gabriela Cabada. La UNMSM correrá con los gastos del velatorio y del entierro, que se realizará hoy en un camposanto aún por definir.

PERFIL
NOMBRE Alejandro Romualdo Valle Palomino
EDAD 82 años
TRAYECTORIA Poeta, periodista y dibujante, Romualdo estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (1946) y más tarde en la de Madrid (1951). Colaborador en diarios y revistas limeñas, usó el seudónimo de 'Xanno', principalmente en sus caricaturas políticas. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 1949.


tomado del Diario el Comercio
OBRAS "La torre de los alucinados" (1949), "Cámara lenta" (1950), "El cuerpo que tú iluminas", "Mar de fondo", "España elemental" y "Poesía concreta" (1951), "Edición extraordinaria" (1958), "Desde abajo" (1961), "Como Dios manda" (1967), "El movimiento y el sueño" (1971), "Cuarto mundo" (1972), "En la extensión de la palabra" (1974), "Poemas" (1975), "Mapa del paraíso" (Antología, 1998).

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